miércoles, 29 de julio de 2009

Qué clase de enseñanza? (Informe EATIC)

Es frecuente confundir el significado básico o genérico de enseñanza con sus formas elaboradas, como por ejemplo, buena enseñanza o enseñanza con éxito.
Podemos decir que en todo proceso de enseñanza están involucradas en la actividad dos personas, que a su vez están implicadas de algún modo y que una de las personas sabe, entiende o es capaz de hacer algo que trata de compartir con la otra. Es decir, la persona en posesión del conocimiento o la habilidad intenta transmitir aquello a la otra persona.
Podemos denominar al conocimiento o habilidad “contenido”, mientras que una de las personas será el poseedor o proveedor del contenido y la otra persona será la receptora del mismo. Hay un desequilibrio entre ambas, derivado de la posesión del contenido.
Para que haya enseñanza, en sentido genérico, debe haber al menos dos personas, una de las cuales posee cierto conocimiento, habilidad u otra forma de contenido, mientras que la otra no lo posee; y el poseedor intenta transmitir el contenido al que carece de él, llegando así al establecimiento de una relación entre ambos, con ese propósito.
Al abordar el significado genérico de «enseñanza» no estamos definiendo si la actuación es buena o tiene éxito, ya que es importante no confundir el significado genérico del término con elaboraciones referentes al éxito o la bondad de la actividad. La pregunta: ¿qué es la enseñanza?, es diferente de las preguntas: ¿esta enseñanza es buena? y ¿esta enseñanza tiene éxito?
Si bien existe una conexión muy estrecha entre enseñanza y aprendizaje, no se trata de una relación de causalidad, sino de una dependencia ontológica.
Enseñanza y aprendizaje son procesos diferentes, que ocurren en sujetos distintos. Debido a que el concepto de enseñanza depende de un concepto de aprendizaje, y como con tanta frecuencia el aprendizaje se produce después de la enseñanza, existe la tendencia a pensar que aquel es causa de esta.
Hay diferencias entre enseñanza y aprendizaje, ya que este puede realizarlo uno mismo; se produce dentro de la propia cabeza de cada uno, en cambio la enseñanza, por lo general, requiere que esté presente por lo menos una persona más. El aprendizaje implica la adquisición de algo; la enseñanza implica dar algo. Son dos clases radicalmente diferentes de fenómenos.
Hay dependencia ontológica de la enseñanza respecto del aprendizaje, ya que sin éste, no habría concepto de enseñanza, pero la dependencia no actúa en sentido inverso. El concepto de la condición de estudiante o de alumno es más paralelo al de enseñanza. Sin estudiantes, no tendríamos el concepto de enseñante; sin profesores, no tendríamos el concepto de alumno. Hay una gama de actividades vinculadas con la condición de alumno que complementan las actividades de la enseñanza. Por ejemplo, los profesores explican, describen, definen, refieren, corrigen y estimulan. Los alumnos repiten, practican, piden ayuda, repasan, controlan, sitúan fuentes y buscan materiales de estudio. La tarea del profesor consiste en apoyar el deseo de una o más personas de ser estudiante y mejorar su capacidad de hacerlo.
Podemos decir que el estudiante por un lado adquiere conocimientos, habilidades, de la instrucción (rendimiento) y también llamamos estudiar a los procesos usados para adquirir el contenido (tarea). Esta circunstancia lleva a pensar que la tarea de la enseñanza es producir el rendimiento del aprendizaje, cuando en realidad una tarea central de la enseñanza es permitir al estudiante realizar las tareas del aprendizaje. El aprendizaje es un resultado del estudiante, no un efecto inevitable de la enseñanza.
Desde esta perspectiva el profesor no transmite o imparte el contenido, sino que instruye sobre cómo adquirirlo a partir de sí mismo, del texto u otras fuentes. A medida que el estudiante se vuelve capaz de adquirir el contenido, aprende.
El profesor es importante para las actividades propias de ser un estudiante (el hecho de «aprender» entendido como tarea), no para la adquisición comprobada del contenido por parte del alumno (el hecho de aprender entendido como «rendimiento»). En todo caso, el profesor debe estimular o no desalentar a los estudiantes respecto de la adquisición de las habilidades, procedimientos y reglas propias del hecho de estudiar,
La tarea de los profesores no es necesariamente poseer el contenido y transmitirlo a los estudiantes, sino más bien permitir a éstos tomar posesión del contenido donde quiera que se encuentre.
Preguntar qué es buena enseñanza en el sentido epistemológico es preguntar si lo que se enseña es racionalmente justificable y, en última instancia, digno de que el estudiante lo conozca, lo crea o lo entienda.
La investigación es el acto de producir conocimiento, mientras que la enseñanza es el acto de usarlo.
En la investigación sobre la enseñanza se han defendido métodos cuantitativos y cualitativos, pero Fenstermacher, luego de analizar las ventajas e inconvenientes de ambas especies, concluye en que es mejor pensar que un pluralismo metodológico en la investigación sobre educación se convierta en una posición factible y justificada cuando se establezca una clara distinción entre la producción o generación de conocimiento y el uso o aplicación de ese conocimiento, lo que deriva de la diferenciación de Aristóteles entre sabiduría teórica y sabiduría práctica, y podría expresarse como la lógica de la producción de conocimiento y la lógica de la aplicación de conocimiento.
El autor que estamos glosando sostiene que no conoce ninguna teoría que permita el adoctrinamiento, el mero recitado de lo aprendido de memoria, el condicionamiento (por lo menos, sin consentimiento o sin haber sido informado sobre el asunto), la ejercitación y la práctica sin reflexión y análisis, o la aceptación de reglas sin definirse acerca de su adecuación. La educación consiste en proporcionar a otros seres humanos medios que les permitan estructurar su experiencia con el fin de ampliar continuamente el conocimiento, la creencia razonable, la comprensión, la autonomía, la autenticidad y el sentido de la propia situación en el pasado, el presente y el futuro de la raza humana. Y concluye con una definición que compartimos plenamente: al enseñarle a un estudiante cierta materia, el propósito no es simplemente convertirlo en un experto o especialista en tal materia, sino poner a su disposición el conocimiento y la comprensión de la materia, a fin de que él pueda utilizarla para librarse de las fuerzas opresoras del dogmatismo, el estereotipo y los convencionalismos.
La materia se enseña con el fin de preparar al estudiante para aumentar su capacidad de comprender su mundo e influir sobre él. Esta es la idea de educación liberal, de educación encaminada a liberar o abrir la mente, que requiere no sólo dominio de la materia, sino el estilo de una persona liberada. Para liberar la mente de otro, el profesor debe no sólo conocer la materia que enseñará, sino también enseñar con un estilo que libere.

Bibliografía: Fenstermacher, Gary D., “Tres aspectos de la filosofía de la investigación sobre la enseñanza”, en: Wittrock, M., La investigación en la enseñanza I, Paidós-M.E.C, Madrid-Barcelona. Un concepto de enseñanza (pag. 1 a 8).